martes, 24 de marzo de 2020


Preguntas que incentivan la Metacognición en clases.

Esta breve reflexión, tiene como principal intención introducir al concepto de metacognición y a la vez ofrecer un listado de preguntas mediante las cuales se puede enseñar a los alumnos, las que también les servirán para reflexionar, desarrollar y mejorar sus propias cualidades cognitivas. Para ello, se ha tomado un texto del profesor Santiago Moll[1], el cual ha sido adecuado a nuestro contexto, pues si bien los problemas educativos no son patrimonio de un sistema en particular, en nuestro país desde hace ya varios años hemos venido realizando esfuerzos para pasar de un modo de hacer las clases eminentemente expositivo y frontal a uno en que el estudiante se vuelve protagonista de su propio aprendizaje y el docente se transforma en un mediador de este proceso. No obstante, aún podemos observar que esto es sólo declarativo, manteniéndose en una gran cantidad de aulas una metodología en la que el alumno es un ente pasivo y toda la atención se centra en lo que entrega el docente, por lo que cualquier iniciativa que entregue herramientas concretas es siempre una buena noticia.

Una primera pregunta que abre este artículo es ¿qué es la metacognición? Hasta el momento, la única certeza que tenemos sobre este este concepto, es que no cuenta con una definición unívoca, por lo que diferentes autores y corrientes teóricas han centrado su interés en diversas definiciones, e incluso en aspectos diferentes de este. Por esta razón, para el presente documento, entenderemos por metacognición, la capacidad de analizar críticamente lo que uno piensa, es decir, la habilidad de tener conciencia y control acerca de los propios pensamientos. Hablar de metacognición es hacerlo de las habilidades cognitivas o las destrezas de pensamiento. Y lo mejor de esta capacidad, es que puede enseñarse de manera consciente en el aula y desde cualquier materia y a partir de edades muy tempranas. Ante este escenario, surge la pregunta, ¿ En qué se centra la metacognición?, pues bien, podemos señalar que esta trabaja aspectos tan diversos como: La reflexión, la colaboración, la auto-reflexión, el razonamiento, el análisis, la síntesis y las conexiones que podemos establecer entre los conocimientos adquiridos y los que estamos adquiriendo.

En función de lo dicho, es posible plantearse algunos ejemplos de preguntas con las que se puede trabajar con los alumnos en el aula, tales como ¿qué piensas de lo que has dicho?, ¿hasta qué punto estás de acuerdo o en desacuerdo? ¿qué más podrías agregar a esta solución?,¿cómo puedes convencernos de que tu opinión es la más adecuada?, ¿cómo podrías convencernos de que tu solución es la mejor?, ¿cómo has decidido que esto que dices es cierto?, ¿hay alguna manera de demostrar con exactitud lo que quieres decir con esto?, ¿por qué crees que esto es correcto o funciona?, ¿cómo argumentarías en contra de tu decisión?, ¿cómo podrías demostrar las diferencias y similitudes?, ¿cuántas posibilidades se te ocurren?, ¿qué ejemplos se te ocurren para demostrar lo que afirmas?,. ¿qué ideas tienen más sentido para ti? ¿por qué?, ¿cómo podemos verificar o probar esa información?, ¿cuál es el propósito de este experimento o argumento?, ¿qué detalles puedes aportar a tu respuesta?, ¿qué problemas o dificultades encuentras?, ¿cómo justificarías tu opinión?, ¿cómo lo hubieras resuelto?,¿qué has aprendido de ti mismo?

Un tema que aparece de manera recurrente en nuestras salas de profesores al momento de elaborar las planificaciones o hablar de lo que requieren los alumnos para obtener mejores aprendizajes y por ende resultados de mayor calidad es ¿de qué manera ellos pueden Aprender a pensar?  Cabe sostener que para nuestros efectos, en este documento entendemos como aprender a pensar, un conjunto de estrategias y procesos que nos brindan oportunidades para enseñar a nuestros alumnos la importancia del pensamiento reflexivo, de reflexionar críticamente acerca de vivencias, experiencias y procesos de aprendizaje, lo que les permite establecer relaciones entre lo que saben y lo aprenden como nuevo, pero además les permite tomar decisiones fundadas en un razonamiento antes de responder a un problema, tarea o interrogante.

Para hablar de metacognición, es importante tener en cuenta y reflexionar sobre qué tipo de preguntas son las que mejor funcionan para estructurar el pensamiento, almacenar la información y los distintos conocimientos y/o aprendizajes que día a día se adquieren. En este contexto, se toma como referencia lo señalado por Antonio Marina y Carmen Pellicer en un manual denominado “La inteligencia que aprende”[2]. En dicho manual se aborda el tema de la inteligencia ejecutiva explicada a los docentes”, y tiene por objeto entregarles herramientas de trabajo acerca del potencial y desarrollo de la inteligencia en el aula.

Frente a las interrogantes que emanan al momento de cómo realizar las clases para que desarrollen un mayor potencial cognitivo en los alumnos, se advierte interés por ejemplo en saber ¿Cómo se formula una buena pregunta? En el manual mencionado, se insiste en la relación entre metacognición y pensamiento crítico. Marina y Pellicer afirman que: “El pensamiento crítico es el máximo nivel de metacognición, porque se encarga de evaluar la verdad de las afirmaciones, la corrección de los argumentos, la validez de las evaluaciones, la bondad o maldad de nuestros actos.”[3]. Aquí, los autores insisten que en que se puede enseñar a los alumnos a adquirir un hábito que les permita elaborar las mejores preguntas para obtener las mejores respuestas, lo que pone en relevancia el hecho de que enseñar a formular preguntas es una muy buena forma de que los alumnos se comprometan con lo que queremos como profesores que aprendan.
En esta línea, debemos ser muy cuidadosos respecto del peligro de formular preguntas cerradas, es decir, preguntas que se responden con un sí o un no o, lo que es lo mismo, preguntas con una única respuesta correcta. De ahí que es válido cuestionarse, ¿qué peligro encierra una única respuesta correcta? Ocurre que este tipo de interrogaciones cierra el proceso mental de nuestros alumnos, sin permitirles abrirse a las posibilidades de ensayar respuestas creativas o divergentes, así como tampoco el que se puedan establecer momentos de debate de ideas al interior de la clase, tanto entre estudiantes como en la interacción con sus docentes. Por esta razón, se sostiene como algo muy importante que las preguntas deben deben ir orientadas no al control de lo que saben, sino a aportar en su crecimiento personal y significativo. 
A partir de lo señalado, cabe preguntarse, ¿Qué debería contener una buena pregunta? Una pregunta poderosa, o de desarrollo de la cognición, debería tener cuenta algunos principios básicos que conducen y orientan el desempeño de los estudiantes, a saber, formulación clara, información relevante, nivel de complejidad adecuado, intención positiva, fomento de desafíos, fomento de la imaginación. Junto con estas sugerencias tampoco hay que olvidar que deben servir de modelo para que los alumnos puedan imitarlas en el desarrollo de sus aprendizajes y en la elaboración de sus propias preguntas, recordemos que no solo es importante enseñarles a responder de manera creativa y crítica, sino también a realizar preguntas de este tipo que orienten su capacidad de investigación, fortalezcan sus procesos reflexivos y los hagan cuestionar sus mecanismos de aprendizaje.

Entre las múltiples formas de realizar preguntas al interior de la clase, existen algunas que nos sirven como herramientas para el desarrollo del pensamiento y otras que no son tan efectivas, entre las primeras, se puede mencionar.
a. Preguntas que los mueven a fundamentar sus posiciones, por ejemplo, ¿Por qué piensas así? ¿Cómo justificarías que lo que acabas de decir es cierto?
b. Las que implican que se cuestionen o critiquen lo que están sosteniendo, por ejemplo, ¿Qué le dirías a un compañero que piensa diferente? ¿Cómo sabes que esa persona está equivocada?
c. Aquellas que los mueven a aclarar su propio pensamiento. Así tenemos, ¿Qué significa para ti esa palabra o expresión? ¿Qué ejemplo pondrías para entenderlo mejor?
d. Las que los obligan a proyectar posibles consecuencias y ejercitar el pensamiento hipotético, es decir, Si eso fuera verdad, ¿qué podría suceder? Si alguien hiciera eso, ¿cuáles piensas tú que podrían ser las consecuencias?
e. Las preguntas o interrogantes que los mueven a proponer una corrección, puesto que la utilización del error como experiencia de aprendizaje, permite desarrollar herramientas de pensamiento profundo, y mejora la disposición de los alumnos ante sus equivocaciones, favoreciendo que pierdan el miedo a equivocarse al intentar una respuesta, ¿Qué otra solución podría darse? ¿Por qué es tan importante la metacognición?

En síntesis, un pensamiento metacognitivo pobre por lo general, conduce a que los estudiantes manifiesten pobreza narrativa, dificultad a la hora de organizarse, inseguridad ante lo que van aprendiendo, dependencia, dificultad para reconocer sus propios errores, ausencia de visión de conjunto, dificultad para consolidar nuevos aprendizajes. De ahí que sea tan importante adquirir el hábito de formular las mejores preguntas para obtener las mejores respuestas y que estas respuestas permitan fijar en cada uno de nuestros alumnos un aprendizaje significativo.

Debemos tener en consideración que desde el momento en que nos titulamos como docentes, adquirimos la enorme responsabilidad y la gran oportunidad de acompañar a nuestros alumnos hacia un aprendizaje enfocado en lo significativo, lo riguroso, lo crítico y lo creativo. En este sentido, es fundamental que encontremos la forma hacerles ver la utilidad de reflexionar sobre cómo piensan para que aprendan a pensar mejor. ¿Y cómo se logra? Los investigadores proponen preguntas simples e interesantes como: ¿Sabes de qué manera se puede aprender mejor? ¿Qué te ayuda a recordar lo que aprendes? ¿Acostumbras a relacionar lo que aprendes? ¿Eres consciente mientras aprendes de aquello que te sorprende y que te impacta? ¿Cómo organizas tu tiempo cuando tienes que aprender algo nuevo o que te cuesta un poco más? ¿has valorado alguna vez la forma como aprendes?

Finalmente, cabe destacar que el propósito de este breve artículo es entregar algunas pautas iniciales para el trabajo de desarrollo de pensamiento metacognitivo en los estudiantes, así como brindar a los docentes la posibilidad de reflexionar sobre su práctica con el fin de mejorar los resultados de sus clases.



[1] Santiago Moll, es profesor de Lengua Castellana y Literatura en la ciudadela de Menorca, España, ha ejercido como jefe de Departamento, Jefe de Estudios Adjunto y Jefe de Estudios en la institución donde cumple funciones.
[2] Dirigen en conjunto la Cátedra de Inteligencia Ejecutiva de la Universidad Nebrija, además con un equipo de profesionales, han realizado diversos programas de Coaching y Desarrollo Profesional Docente en más de 3.000 establecimientos educacionales en Europa y otras partes del mudo.
[3] José Antonio Marina Carmen Pellicer “La Inteligencia Que Aprende, La inteligencia ejecutiva explicada a los docentes”, Santillana 2015, Madrid, página 199.

2 comentarios:

  1. Muy interesante el artículo. Con todo, creo que también es importante que como docentes tengamos claro que la planificación de clases es solo un instrumento de apoyo al proceso de enseñanza-aprendizaje y que aunque incorporemos cien mil preguntas metacognitivas en esta, no servirá de nada si no las hacemos conscientes en lo cotidiano. Recuerdo un colega que odiaba planificar en el formato tradicional. A él le bastaba con escribir en su agenda la distribución de los OA de cada unidad y los recursos que para esto necesitaría. No planificaba pese a los llamados de atención de las jefaturas, pero bastaba con observar su clase para darse cuenta de que había cognición y metacognición intencionada en cada paso que daba. Sus alumnos sí aprendían y adquirían habilidades. ¿Qué hacía distinto a este colega? Que en todos sus actos comunicativos, de ser necesario, se incluían procesos metacognitivos... y bueno, todos aprendíamos.

    Una última cosa. Si se puede, agrega algún modelo o ejemplo de planificación en el que se observe cómo incorporar preguntas que incentiven la metacognición. Sería de mucha utilidad para los docentes que leemos tu blog.

    Un abrazo!
    Cristián

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